¿Qué tan confiables son los informes sobre eventos de salud reproductiva y sexual de adolescentes en las Encuestas Demográficas y de Salud?

Sarah E. Neal, University of Southampton Victoria Hosegood, University of Southampton

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Abstract / Summary
Contexto

La edad al momento del debut sexual, del primer matrimonio o primera unión y del primer parto destacan entre los indicadores más utilizados de salud y bienestar de las mujeres adolescentes. Sin embargo, la exactitud de las estimaciones para estos indicadores, particularmente en el caso de las adolescentes jóvenes, es poco comprendida.

Métodos

Para cada uno de nueve países en África y América Latina, se usaron datos de dos Encuestas Demográficas y de Salud (EDS) conducidas con un espacio de cinco años entre ellas, con el fin de examinar las respuestas de mujeres sobre su edad al momento del debut sexual, matrimonio o primera unión y primer parto. Se describe la consistencia de las estimaciones entre los datos de las encuestas y las cohortes de nacimiento, poniendo particular énfasis en el reporte de eventos ocurridos antes de los 15 y 16 años.

Resultados

Se encontraron marcadas diferencias en las estimaciones para los primeros partos y matrimonios muy tempranos. Las mujeres en edades de 15 a 19 años tuvieron mucha menos probabilidad de reportar matrimonios y primeros partos antes de los 15 años de edad que las mujeres de la misma cohorte de nacimiento cuando se les preguntó cinco años después, a los 20 a 24 años de edad. El debut sexual temprano se reportó de manera más consistente que los matrimonios o partos tempranos en las encuestas consecutivas.

Conclusiones

Debe procederse con precaución al inferir cambios en la salud sexual y reproductiva durante la adolescencia temprana en base a estimaciones de las EDS. Deben realizarse mayores esfuerzos para desarrollar instrumentos de recolección de datos que reduzcan los errores en los datos autoreportados por mujeres muestreadas en las encuestas de hogares.

La salud y el bienestar de las mujeres adolescentes se considera de crucial importancia para el continuo desarrollo de los países de bajos ingresos.1 Entre los indicadores de salud y bienestar más ampliamente utilizados para mujeres adolescentes están la edad y el debut sexual (también descrito como edad de la primera relación sexual), edad del primer matrimonio o primera unión y edad del primer parto. Los datos de las Encuestas Demográficas y de Salud (EDS) son ampliamente utilizados para estimar estos indicadores y los informes de país de las EDS informan, de manera rutinaria, el porcentaje de mujeres en edades de 15 a 49 años que experimentan el debut sexual, se casan o dan a luz antes de los 15 años, agrupadas en cohortes de cinco años; y el porcentaje de mujeres en edades de 15 a 19  añosen el momento de la encuesta que habían comenzado la maternidad, por cada año de edad. A pesar de la evidencia que sugiere que el sesgo de conveniencia social y el sesgo de memoria podrían ejercer una fuerte influencia en los informes sobre maternidad, debut sexual y matrimonio de adolescentes,2–4 la precisión de las estimaciones basadas en EDS de estos indicadores ampliamente reportados es poco comprendida. Aún menos se conoce acerca de la confiabilidad de los datos cuando estos eventos ocurren muy temprano en la adolescencia.

Hay un reconocimiento generalizado acerca de la vulnerabilidad y los riesgos que enfrentan las personas adolescentes sexualmente activas (tanto dentro como fuera del matrimonio),5 así como una creciente comprensión de la necesidad de educación y servicios apropiados de salud sexual para este grupo de edad.6 Para apoyar las mejoras en educación y servicios, se requiere contar con indicadores desagregados por edad para identificar necesidades y monitorear avances. Sin embargo, los datos inexactos podrían conducir a interpretaciones erróneas tanto de las proporciones de adolescentes que experimentan eventos de salud sexual, como de las tendencias en el tiempo. En particular, subestimar las proporciones afectadas o la sobreestimación de tendencias positivas podría conducir a autocomplacencia acerca de la escala del problema o falso optimismo acerca de los avances logrados.

En este artículo, primero examinamos la consistencia de los datos de EDS desagregados por edad en años, correspondientes a dos encuestas consecutivas en cada uno de los nueve países sobre edad del debut sexual, edad del primer matrimonio o primera unión y edad del primer parto a través de las cohortes. Cuando llevamos a cabo análisis adicionales para determinar en qué grupo de edad de personas entrevistadas (edades de 15 a 19 vs. 20 a 24) es más probable proporcionar las estimaciones más precisas. En la discusión, consideramos posibles causas subyacentes para las inconsistencias que hemos identificado y las implicaciones que tienen esas inconsistencias para quienes formulan las políticas y los investigadores que usan estos datos.

Fuentes de errores

La EDS depende de informes retrospectivos de eventos y solicita a todas las mujeres entrevistadas en edad reproductiva que informen sobre los mismos eventos; ej., edad del debut sexual, edad del primer matrimonio o primera unión y edad del primer parto. Los errores en los informes sobre eventos de salud reproductiva y sexual pueden dividirse en tres categorías: error de memoria, problemas al completar la encuesta y sesgo de conveniencia social. Mientras que algunas de estas fuentes de error son universales, otras podrían ser más prevalentes en ciertos grupos de edad. El sesgo de memoria, es un error no intencional en el cual un evento es omitido o reportado con una fecha errónea, es más común en mujeres de mayor edad que en mujeres jóvenes, debido a que ha pasado más tiempo entre la encuesta y el evento de interés.7 Las percepciones sobre un evento como el primer matrimonio o unión podrían ser otra fuente de error no intencional debido a que las condiciones culturales, sociales y legales que definen tal evento podrían variar.8,9 El matrimonio y la formación de uniones podrían ser fluidos y en muchos países son procesos en lugar de eventos individuales que se extienden a lo largo de muchos años.10–13 Las respuestas a preguntas sobre la ocurrencia y el momento del matrimonio o formación de uniones reflejará las percepciones actuales de las personas entrevistadas cuando piensen en retrospectiva a lo largo del curso de su vida y las percepciones pueden cambiar conforme estas mujeres van envejeciendo.

Los problemas al completar la encuesta podrían ser una fuente de sesgo intencional. En las EDS, poner una fecha anterior a la ocurrencia de los nacimientos es un problema común debido a que se solicita a las entrevistadasque han dado a luz dentro de un período de cinco años de la encuesta que completen un cuestionario adicional para el niño.14 Consecuentemente, para el entrevistador (y, posiblemente, para la persona entrevistada) hay un incentivo para evitar trabajo adicional al reportar erróneamente los partos como si hubieran ocurrido fuera del período de cinco años.7 La edad de la persona entrevistada puede influir en la medida en que ocurre el retraso de la fecha; los entrevistadores podrían tener menor probabilidad de alentar el retraso de la fecha para madres muy jóvenes que para madres de mayor edad, debido a que hacerlo podría reportar una edad materna inverosímil en el parto.

Los estudios indican inconsistencias generalizadas en los datos y reportes erróneos de conducta sexual de adolescentes dentro de las encuestas y estudios.2–4 Los reportes de iniciación de la actividad sexual y del momento del matrimonio temprano y de los partos durante la adolescencia pueden ser especialmente propensos al sesgo de conveniencia social. El estudio de Beguy et al., en Nairobi15 encontró que aproximadamente la mitad de las adolescentes reportaron errónea o inconsistentemente su experiencia sexual. Los autores argumentan que mientras que es posible que los hombres jóvenes sientan presión para sobrestimar sus experiencias sexuales durante la adolescencia, lo opuesto es más probable para las entrevistadas mujeres, dadas las actitudes negativas hacia las mujeres que tienen relaciones a temprana edad o fuera del matrimonio.

Debido a que la edad legal del matrimonio en muchos países es superior a la norma tradicional,16 el temor a repercusiones podría conducir a sobrestimar la edad de matrimonio.17 En Bangladesh, sin embargo, se ha mostrado que las mujeres rebajan intencionalmente su edad al momento del matrimonio, posiblemente debido a la conveniencia social del matrimonio temprano para las mujeres en ese país.18

En comunidades en las que se censuran las relaciones sexuales o el parto fuera del matrimonio, algunas mujeres podrían sentir la necesidad de ajustar sus respuestas para que parezca que la primera relación sexual o el primer parto ocurrieron después del matrimonio. Las mujeres  podrían aumentar la edad de su primera relación sexual o de su primer parto, retrasar la fecha de su primer matrimonio, o no mencionar los partos que ocurrieron cuando eran muy jóvenes o solteras. Tergiversar el momento y la secuencia de los eventos de vida podría ser una respuesta inmediata cuando se formulan preguntas sensibles o, en algunos casos, podrían ya ser parte de la narrativa que la persona entrevistada ofrece acerca de sus eventos de vida.

MÉTODOS

Nuestro estudio usa datos de EDS de seis países en África subsahariana (Benín, Ghana, Madagascar, Mali, Senegal y Uganda) y tres en América Latina (Bolivia, Colombia y República Dominicana). Estos países fueron seleccionados porque tuvieron dos encuestas conducidas con cinco años de diferencia,* y al menos 4% de las mujeres de 20 a 24 años de edad reportaron en la primera encuesta un primer parto antes de los 16 años.

Primero, examinamos la consistencia de los reportes de debut sexual, matrimonio y primer parto antes de los 15, 16 y 19 años entre las encuestas consecutivas para cada país. Las EDS no observan a los mismos individuos en cada encuesta; sin embargo, hacer comparaciones a través de las encuestas nos permite examinar la consistencia de las estimaciones de los eventos de salud reproductiva de mujeres en la misma cohorte de parto, obtenidas en diferentes momentos. Este enfoque ha sido usado previamente con datos de EDS para examinar las estimaciones de mortalidad infantil y edad de la primera relación sexual.19–21 Cuando se considera la cohorte de mujeres en edades de 15 a 19 años en cada encuesta, solamente aquellas expuestas al período completo de interés están incluidas. Por lo tanto, los indicadores para mujeres menores de 15 años se basan en el total de mujeres de 15 a 19 años en el momento de la entrevista, mientras que los indicadores para mujeres menores de 16 años, solamente incluyen a las mujeres que tenían 16 a 19 años al momento del intervalo. La diferencia en porcentaje entre las dos estimaciones y la diferencia absoluta en puntos porcentuales entre las estimaciones se usan como medidas de consistencia.

Segundo, para tener una imagen más clara de patrones en el tiempo por cohorte, usamos datos de la primera EDS aplicada en cada país para calcular el porcentaje de mujeres en grupos de edad de cinco años hasta 45 a 49 años que reportaron que su debut sexual, matrimonio o primer parto ocurrieron antes de los 16 años de edad. Para un subconjunto de encuestas en las que se marcan las diferencias entre encuestas, también presentamos hallazgos de análisis más detallados, con base en datos de EDS de tres encuestas consecutivas conducidas con cinco años de diferencia, en donde señalamos inconsistencias específicas y sus posibles causas.

RESULTADOS

Primero, estimamos la proporción de mujeres que reportan cada uno de los tres resultados de interés antes de los 15, 16 y 19 años (edades de 15 a 19 en la primera encuesta y de 20 a 24 en la segunda). En los seis países de África subsahariana, las proporciones de mujeres de 20 a 24 años de edad en la segunda encuesta que reportan haber tenido su primer parto antes de los 15 años o antes de los 16, son marcadamente más altas que las observadas en mujeres en los grupos de edad de 15 a 19 o de 16 a 19 en la encuesta conducida cinco años antes (Cuadro 1). En Benín, Ghana y Uganda, la proporción en la segunda encuesta es de al menos el doble de la observada en la primera encuesta. Sin embargo, con excepción de Benín y Ghana, las diferencias entre encuestas en las estimaciones de partos que ocurrieron antes de los 19 años de edad son mucho más pequeñas en términos de cambio porcentual que las de partos que ocurrieron antes de los 15 y 16 años; y, en varios países como Senegal y Mali, las diferencias en porcentaje y las diferencias de puntos porcentuales son muy pequeñas. De los tres países en América Latina, Colombia y la República Dominicana no muestran diferencias entre las dos cohortes y la única diferencia marcada (más del 50%) en Bolivia es para nacimientos antes de los 15 años. Los intervalos de confianza son bastante modestos y no pueden explicar las diferencias en país alguno de África subsahariana para los primeros partos que ocurren antes de los 15 y los 16 años de edad. Sin embargo los intervalos de confianza se superponen para varios países cuando se consideran los partos que ocurren antes de los 19 años de edad.

Análisis posteriores sugieren que en varios países, las personas entrevistadas en edades de 15 a 19 años tienden a concentrar las edades reportadas del primer parto en los últimos años de la adolescencia. Cuando observamos los partos reportados individualmente por año en Uganda, el grupo de edad de 15 a 19 años en la primera encuesta reporta porcentajes más bajos de partos que ocurren a los 16 años o menos, que los reportados por el grupo de edad de 20 a 24 años en la segunda encuesta, así como porcentajes más altos de partos a los 18 años (Figura 1). En Senegal, solamente los niveles de primeros partos que ocurrieron antes de los 15 años son más bajos en mujeres en edades de 16 a 19 años en la primera encuesta que en mujeres en edades de 20 a 24 en la segunda encuesta. Para primeros partos en momentos posteriores en la adolescencia (ej., en edades de 17 y 18 años), el grupo de edad de 15 a 19 en la primera encuesta proporciona estimaciones más altas que las del grupo de 20 a 24 en la segunda encuesta. Patrones similares se observan en Mali, Madagascar y Bolivia, pero no así en Ghana o Benín, en donde la proporción de partos a los 18 años reportados por el grupo de edad de 15 a 19 años en la primera encuesta, fue igual o menor que la proporción reportada por el grupo de edad de 20 a 24 años en la segunda encuesta (no se muestra).

Cuando examinamos los datos sobre edad del primer matrimonio o unión, las diferencias entre las personas de 15 a 19 años de edad en la primera encuesta y las de 20 a 24 años en la segunda encuesta son menores, pero siguen el mismo patrón de los datos sobre primeros partos (Cuadro 2). Las más altas diferencias en porcentaje son para matrimonios que ocurren antes de los 15 años y las más bajas para los que ocurren antes de los 19 en términos de cambio porcentual; aunque, nuevamente, la diferencia en puntos porcentuales aumenta para la mayoría de estos países. La única excepción es Senegal, en donde las diferencias en reportes de matrimonio antes de los 15 y 16 años de edad son muy pequeñas y la proporción de matrimonios antes de los 19 años que se reportó en la segunda encuesta fue menor que la reportada en la primera. En los tres países de América Latina, las diferencias para matrimonios reportados son mayores que las de primer parto. Nuevamente, los intervalos de confianza son modestos, pero podrían explicar las diferencias para matrimonios antes de los 15 y de los 16 años de edad en Ghana, Senegal y Bolivia. También hay evidencia de que las personas entrevistadas en algunos países como Uganda y Madagascar concentran la edad reportada de matrimonio o primera unión en los últimos años de la adolescencia (no se muestra).

Las diferencias en la incidencia y ocurrencia del debut sexual por grupo de edad y encuesta son mucho menores y menos consistentes que las del primer parto y matrimonio (Cuadro 3). En Uganda, Senegal, República Dominicana y Bolivia, las proporciones de mujeres que reportan el debut sexual antes de los 15 y 16 años, son mayores en el grupo de edad de 20 a 24 de la segunda encuesta que en el grupo de edad de 15 a 19 años de la primera encuesta. Sin embargo, con excepción de la República Dominicana, las diferencias son menores que por primeros partos y, en Uganda y Bolivia, también son menores para matrimonio. En Colombia, Mali y Madagascar, las diferencias porcentuales a través de las cohortes en las proporciones que reportan debut sexual antes de los 15, 16 y 19 años de edad, son menos del 15% y, en algunos casos, son inexistentes o negativas. Sin embargo, en Benín, las mujeres en el grupo de edad de 15 a 19 años de la primera encuesta reportan tasas más altas de debut sexual antes de los 15 o 16 años, que las mujeres en el grupo de edad de 20 a 24 años de la segunda encuesta. No obstante, cuando examinamos los intervalos de confianza, las diferencias más aparentes podrían explicarse por error de muestreo.

Si algunas de las diferencias más grandes en los grupos de edad más jóvenes no pueden atribuirse a error de muestreo, surge la pregunta de cuáles estimaciones son más precisas. Para responder esta pregunta, examinamos si las estimaciones para los grupos de edad de 16 a 19 años eran consistentes con tendencias temporales basadas en estimaciones de cohortes de nacimiento anteriores. La Figura 2 muestra gráficos de tendencias para estimaciones de los porcentajes de mujeres que reportan su primer parto antes de los 16 años, por grupo de edad para la primera encuesta en cada uno de los países de África subsahariana examinados. Uganda muestra un aumento particularmente grande y sin precedentes en la estimación de la iniciación temprana de la maternidad entre los grupos de edad de 16 a 19 años y de 20 a 24 años. Senegal y Mali también muestran este aumento, pero esto podría posiblemente indicar una sobreestimación del grupo de 20 a 24 años de edad en estos países, ya que las estimaciones para los grupos de edad de 20 a 24 años son mayores que lo que se esperaría dadas las tendencias anteriores. Es por lo tanto difícil obtener una clara comprensión a partir de estas gráficas sobre si el grupo de edad de 20 a 24 o el de 16 a 19 años proporciona datos más confiables. Para el matrimonio se demostraron patrones similares (no se muestra).

Para un mayor examen de las tendencias en edad de primer parto, graficamos las estimaciones de múltiples encuestas para los dos países de África subsahariana haciendo coincidir las cohortes de nacimiento (ej., en Uganda, las mujeres nacidas entre 1981 y 1986 habrían sido incluidas en una de las tres encuestas en las edades de 16 a 19, 20 a 24 o 25 a 29, respectivamente; y esta gráfica permite una comparación directa). En Mali, hay un extraordinario nivel de consistencia para estimaciones de las dos encuestas más recientes, con la excepción del grupo de edad de 16 a 19 años de la encuesta de 2001 y la estimación correspondiente de grupo de edad de 20 a 24 de la encuesta subsiguiente de 2006 (Figura 3). Las estimaciones para los grupos de edad de 16 a 19 años son marcadamente más bajas. La encuesta más antigua presentada (1995–1996) tiene estimaciones más bajas para todas las cohortes de nacimiento. El patrón para Uganda muestra menos consistencia en general, pero nuevamente demuestra una diferencia mucho mayor entre las estimaciones para personas de 16 a 19 años y 20 a 24 años de edad que entre otros puntos de datos (Figura 4). Nuevamente, las estimaciones para la cohorte en edades de 16 a 19 son bajas. Mientras que de ninguna manera es concluyente, esto sí nos proporciona evidencia de que la subestimación en el grupo de edad de 16 a 19 años es más posible para Uganda y Mali; también se encontraron patrones similares para Senegal (no se muestran).

En la EDS, una de las fuentes de error más comunes en las estimaciones de fecundidad es que los partos estén reportados con una fecha atrasada más de cinco años con el objeto de evitar completar el cuestionario para niños menores de cinco años. Si esta fuera una causa de reporte en exceso de partos en adolescentes a temprana edad en los grupos de 20 a 24 años, estos reportes de partos en exceso deberían estar concentrados en las mujeres de 20 y 21 años para empujar los primeros partos por debajo de los 15 y 16 años de edad límite. Para revisar esta posibilidad, analizamos el porcentaje de mujeres que reportó un primer parto antes de los 15, 16 y 20 años por la edad en años de la persona entrevistada en el día de la entrevista para la cohorte de edad de 20 a 24 años para cuatro países (Senegal, Uganda, Benín y Mali). Las muestras son de tamaño pequeño, pero parece haber una más alta proporción de mujeres de 20 años que reportan partos antes de los 16 años en Senegal, Uganda y Benín; y antes de los 15 años en Uganda, Mali and Benín. Sugerimos, sin embargo, que esto no es suficiente para explicar plenamente las muy marcadas diferencias encontradas entre cohortes: por ejemplo, en Benín, en donde las mujeres de 20 años reportan una mayor proporción de partos antes de los 15 y 16 años, encontramos que la estimación para mujeres que tienen su primer parto antes de los 16 años de edad disminuye solo ligeramente, de 8.2% a 7.1%, si comparamos el promedio para el total de mujeres en edades de 20 a 24 años con las de 21 a 24 años en el momento de la entrevista. En dos países, hay una proporción de mujeres particularmente alta de exactamente 20 años que reportan partos antes de los 20 años, lo que sugiere que las madres jóvenes reportan erróneamente su edad de manera diferenciada en un año específico (es decir, exageración de edades, un problema reconocido en las encuestas). Como verificación adicional, examinamos los partos de mujeres en edades de 15 a 22 por año individual para la cohorte de 20 a 24 años (usando solamente las mujeres expuestas en el período completo) para investigar cualquier sobrestimación de partos en torno a la edad de 20 años. Nuestros hallazgos no mostraron evidencia de reportes erróneos; y una comparación de edad en el parto por años individuales para las cohortes de edades de 20 a 24 y 25 a 29 años no mostraron diferencia alguna en patrones.

DISCUSIÓN

En la mayoría de los datos de la EDS que analizamos, las mujeres en edades de 15 a 19 (y de 16 a 19) reportan porcentajes mucho más bajos de matrimonios y primeros partos ocurridos antes de los 15 o 16 años de edad, en comparación con las mujeres en edades de 20 a 24 años cinco años después. Las diferencias observadas en la mayoría de los países no pueden explicarse solamente como consecuencia de error de muestreo. Hay varias explicaciones posibles que toman en cuenta la falta de consistencia en los reportes con el paso del tiempo: las mujeres en edades de 20 a 24 años podrían estar sobreestimando o reportando erróneamente su matrimonio y su primer parto antes de los 15 o 16 años; las mujeres de 15 a 19 años podrían estar subestimando o reportando erróneamente los partos antes de los 15 o 16 años; o alguna combinación de los dos. Varios estudios previos que analizan datos de la EDS y encuestas similares han indicado una disminución creciente en primeros partos y matrimonio para mujeres en edades de 15 a 19 cuando se examinan tendencias usando diferentes cohortes de nacimiento de la misma encuesta, lo que probablemente indica inconsistencias en los registros.22–25 Nuestros resultados muestran que las inconsistencias entre encuestas en las estimaciones de estos indicadores ampliamente publicados de salud y bienestar de las adolescentes son más pronunciados cuando se usan edades muy jóvenes como límite, particularmente a los 15 y 16 años de edad.

Nuestros análisis sugieren que, probablemente, ni retrasar la fecha de los partos ni la omisión de partos o matrimonios tempranos son la única o principal causa de los reportes erróneos. La subestimación de eventos tempranos en adolescentes del grupo de edad de 15 a 19 podría también surgir si las personas entrevistadas, cuando se les solicita que nombren a los miembros de su familia, selectivamente omiten a los adolescentes o reducen la edad de quienes ya están casados o han dado a luz antes de los 15 años, porque estas personas adolescentes serían eliminadas de la muestra de la cual se determinan las estimaciones. Estudios previos han reportado clara evidencia de edades asignadas incorrectamente al grupo de edad de 15 a 19 años del grupo de 10 a 14 años en el componente de lista de hogares de la encuesta como resultado de reportes o registros erróneos.7,25 Sin embargo, no se ha mostrado si las mujeres casadas jóvenes o madres están sobrerepresentadas entre aquellas mujeres cuyas edades están reportadas erróneamente en la lista de hogares. De nuevo, en países en los que los porcentajes generales de matrimonio y primer parto son similares para mujeres menores de 20 años, es improbable que esa sea la única causa de discrepancia porque esto conduciría a una discrepancia en los reportes de todos los partos y matrimonios de adolescentes.

Aumentarse la edad por parte de personas adolescentes es una posible explicación para la subestimación de partos y matrimonios tempranos en adolescentes en entrevistados de 15 a 19 años —una explicación que han adelantado autores de estudios previos al identificar inconsistencias en los reportes de primeros partos y matrimonios para mujeres en edades de 15 a 19 años a través de las encuestas—.23–26 Si aumentarse la edad es más prevalente entre las adolescentes más jóvenes entrevistadas, esto podría explicar por qué encontramos diferencias marcadas particularmente en estimaciones entre encuestas. En África subsahariana, la sobrestimación de la edad podría agravarse por la falta de completitud en el registro de fechas de matrimonios y primeros partos, así como por la aplicación de imputación post-entrevista.27

Un hallazgo inesperado fue la consistencia mucho mayor de datos sobre debut sexual que de matrimonio y primer parto (aunque este estudio no puede confirmar que los datos sobre debut sexual son más exactos). Una posible razón para esta consistencia es que si las mujeres son solteras y no han tenido un parto, no hay necesidad de ubicar el debut sexual dentro de una secuencia de eventos. La inconsistencia podría surgir de la necesidad de las entrevistadas de presentar estos eventos dentro de una secuencia socialmente aceptable. Otra posibilidad es que las adolescentes podrían tener mayor probabilidad que otras personas de exagerar sus edades si están casadas o han tenido un hijo.

Las diferencias en la exactitud aparente de los reportes son algo difícil de explicar en forma concluyente, pero es probable que reflejen las diferencias sociales y culturales subyacentes entre los países incluidos en el estudio. Hay variaciones marcadas a través de los países en este estudio por una gama de factores, como la edad legal del matrimonio, la educación femenina y el registro de nacimientos, todo lo que podría influir en la exactitud al reportar así como afectar el grado en que las mujeres jóvenes se sienten obligadas a sobrestimar su edad. Es también importante señalar que otro estudio ha identificado subestimación de la edad en mujeres jóvenes en Bangladesh (posiblemente en relación con pagos de dote)28 lo que nuevamente destaca la forma en que los aspectos culturales podrían influir en los datos. Un análisis inicial no encontró un patrón claro de asociación entre estos tres factores y el grado de discrepancias en los reportes entre las cohortes; por lo que es probable que las diferencias entre países sean el resultado de una combinación de factores, incluidos el grado en que la actividad sexual, el matrimonio y la maternidad tempranos están proscritos por las normas sociales prevalecientes. 

Ofrecemos una serie de recomendaciones para los analistas que usen estos datos. Es probable que muchos de los efectos adversos del matrimonio y de la maternidad en adolescentes se concentren en las más jóvenes, de manera que es importante desagregar los datos por edad para mostrar tendencias y patrones para las adolescentes más jóvenes. En donde sea factible verificar tendencias, hacerlo ayudaría a identificar inconsistencias. En algunos de los países que investigamos, por ejemplo, Uganda, Senegal y Mali, encontramos que las respuestas de la cohorte de edad de 20 a 24 años parecieron ser más consistentes que las de otras cohortes. Sin embargo, este vínculo podría no existir en otros países y años de encuesta. Nosotros aconsejamos en contra de la práctica generalizada de reportar disminuciones en el embarazo y matrimonio muy temprano de adolescentes sobre la base de comparaciones de datos de grupos de edad de cinco años, recolectados en la misma encuesta.

Es posible que estas inconsistencias pudieran reducirse por cambios en la recolección de datos más que en cambios en el análisis. La sobrestimación de la edad por las entrevistadas más jóvenes en las EDS podría ser resultado del sesgo de conveniencia social. Si este es el caso, pueden considerarse varias medidas como medios de mejorar los reportes de datos sobre salud sexual de adolescentes para la EDS, lo cual se está actualmente llevando a cabo en forma de entrevistas personales. Beguy et al., enfatizan la importancia de garantizar la privacidad durante la entrevista.15 Los entrevistadores podrían beneficiarse al recibir capacitación adicional y apoyos para crear espacios en entornos muy concurridos o que carecen de privacidad. Algunos estudios han encontrado que reducir la influencia potencial de los entrevistadores en los reportes de las personas entrevistadas a través, por ejemplo, del uso de cuestionarios autocompletados, podría mejorar la calidad de los datos.2 Hewett et al., encontraron que, en algunos contextos, las adolescentes tienen mayor probabilidad de reportar conductas sexuales sensibles con entrevistas autoadministradas asistidas por computadora (Audio computer-assisted self-interviewing, ACASI), que con entrevistas personales.29 Sin embargo, en otros contextos, los beneficios de ACASI no son obvios, o los enfoques basados en computadora no han sido bien aceptados por los participantes.3,30 Por último, podría orientarse a los entrevistadores para que realicen más chequeos de consistencia durante la entrevista, al verificar, por ejemplo, la edad autoreportada de la persona entrevistada con la edad registrada en la lista de hogares.

Hay necesidad de más investigación específica por país para validar la precisión de los reportes de encuestas de gran tamaño sobre eventos reproductivos tempranos. Varios estudios han comparado los datos autoreportados recolectados a través de diferentes métodos,2,29,30 pero un método más exacto sería comparar los datos de encuestas con alguna forma de registro vital, registros prospectivos de eventos o vínculos con registros clínicos. Dicho método podría ser apropiado en varios contextos en los que se captan datos continuamente, ya sea mediante registros vitales o sistemas de vigilancia centinela demográfica.

Conclusión

Este estudio encuentra inconsistencias significativas entre encuestas en el reporte de primeros partos y matrimonios tempranos en la adolescencia, con reportes de mujeres en edades de 15 a 19 años que son significativamente más bajos que los reportes de mujeres en edades de 20 a 24 años en encuestas aplicadas cinco años después. La tendencia es particularmente marcada en varios países de África subsahariana. Estas inconsistencias tienen implicaciones potencialmente importantes para la exactitud de los datos de eventos sexuales tempranos en adolescentes, así como para las estimaciones medianas de edad del primer matrimonio y del primer parto. Nosotros recomendamos enfáticamente tener cuidado al inferir cambios en la salud sexual y reproductiva de adolescentes a temprana edad con base en estimaciones de las EDS. Debe enfocarse la atención en el desarrollo de instrumentos de recolección de datos para reducir los errores al reportar, así como métodos de corrección para estimaciones de datos autoreportados por mujeres muestreadas en encuestas repetidas de hogares.

Footnotes

*Debido a que las encuestas que fueron conducidas a través de dos años calendario también fueron incluidas, la cantidad de tiempo entre las encuestas de un país varía de 4.5 a 5.5 años.

El grupo de edad más joven (16 a 19 años) es de cuatro años, no una cohorte de cinco años.

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Author's Affiliations

Sarah E. Neal es Miembro de Investigación Postdoctoral de la Academia Británica y Victoria Hosegood es profesora de demografía y salud familiar, ambas en el Departamento de Estadística Social y Demografía, Universidad de Southampton, Reino Unido.

Acknowledgments

El trabajo de Sarah Neal en este artículo fue financiado a través de una Beca Postdoctoral de la Academia Británica. El trabajo de Victoria Hosegood en el artículo fue apoyado con financiamiento del Consejo de Investigación Económica y Social para el proyecto ES/J021202/1 “Improved Measures of the Family Environment in Longitudinal Population Studies of Child Health in Sub-Saharan Africa.”

Datos de contacto de la autora:  [email protected]

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